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«La importancia de la Terapia Ocupacional en el desarrollo infantil y la neurodiversidad»

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“Terapeuta ocupacional trabajando con un niño en actividades de motricidad fina, sensoriales y de socialización en un entorno adaptado e inclusivo.”

Cuando celebramos el Día Mundial de la Terapia Ocupacional, es un buen momento para reflexionar sobre el valioso papel que desempeña la Terapia Ocupacional en el desarrollo infantil. Desde Espacio Moma, os queremos hablar de forma cercana de cómo la Terapia Ocupacional puede acompañar a las familias, niños y niñas, especialmente cuando hablamos de neurodiversidad o discapacidad.


La idea es clara: cada niño y cada niña tiene derecho a participar, a crecer, a aprender desde su singularidad. Y la terapia ocupacional tiene mucho que aportar en ese camino.

¿Qué es la terapia ocupacional en la infancia?

La terapia ocupacional es una profesión que se centra en ayudar a las personas a desarrollarse, a participar en las “ocupaciones” que tienen sentido en su vida: jugar, moverse, aprender, relacionarse, cuidar de sí mismas.


En el ámbito infantil esa participación se traduce en muchas pequeñas cosas que hacen un gran día a día: explorar el entorno, manipular objetos, moverse, vestirse, compartir, jugar…


Cuando añadimos un enfoque de neurodiversidad, estamos reconociendo que el cerebro puede funcionar de muchas maneras diferentes y todas merecen respeto. La terapia ocupacional, en este caso, no busca “normalizar” al niño o a la niña, sino facilitar que él o ella participe, aprenda y se sienta con capacidad, con sentido, con apoyo.

¿Por qué es tan relevante para el desarrollo infantil y la neurodiversidad?

En los primeros años de vida el niño o la niña está construyendo tantas cosas: habilidades motoras, rutinas, autonomía, juego, interacciones sociales… Esto es fundamental.


La terapia ocupacional interviene en varios frentes:

  • Desarrollo de la motricidad gruesa y fina: gatear, caminar, correr, abotonarse, usar utensilios, manipular objetos. Cuando hay diferencias en esos procesos, la intervención temprana puede marcar mucho. (infanciadesarrollopleno.org)
  • Regulación sensorial: muchos niños o niñas con perfiles de neurodiversidad tienen sensibilidad aumentada o disminuida a estímulos (ruido, textura, movimiento). La terapia ocupacional ayuda a adaptar, regular y que puedan sentirse seguros en su cuerpo y entorno. (Ocronos – Editorial Científico-Técnica)
  1. Autonomía en las actividades cotidianas: vestirse, comer, lavarse, participar en clase o en juego libre. Favorecer que la vida cotidiana sea lo más accesible posible significa más autoestima, más participación, menos barreras. 
  • Socialización y participación: estar con otros, compartir, interactuar… Para que esto ocurra de forma auténtica, el entorno también debe favorecerlo, y la terapia ocupacional trabaja tanto al niño o niña como su entorno.
  1. Inclusión y neurodiversidad: La terapia ocupacional adopta un modelo de juego activo, de respeto, de adaptar los entornos más que esperar que el niño “se adapte” solo. Esto es clave para una infancia real y plena.

¿Cómo se aplica en la práctica del día a día?

Para que la intervención tenga sentido, es fundamental que sea concreta, adaptada y que involucre a la familia. Algunas ideas centrales:

  • Valoración individualizada: observar cómo el niño o la niña juega, se mueve, participa, qué obstáculos encuentra, qué intereses tiene. Con base en ello se diseña un plan de intervención. 
  1. Actividades con sentido para el niño o la niña: el juego libre, materiales interesantes, movimientos que le sean agradables, rutinas que él o ella entienda.
  • Trabajo desde el entorno: no sólo en la sala de terapia sino en casa, en el cole, en el parque. Adaptar espacios, tiempos, materiales para que la participación diaria sea real. Por ejemplo, emplear utensilios adaptados en la mesa, estructurar rutinas visuales, proponer juegos que favorezcan movimiento y manipulación. 
  • Formación y acompañamiento a la familia: la familia es clave para que los avances sean sostenibles. Saber cómo reforzar lo que se hace en la sesión, cómo adaptar el entorno en casa, cómo celebrar los logros.
  • Enfoque dinámico: el niño crece, cambia, sus intereses cambian, por lo que el plan de intervención también debe adaptarse. Y el enfoque debe ser respetuoso, desde las fortalezas, desde las posibilidades, no desde el déficit.

Un ejemplo de Enfoque Inclusivo

Imaginemos un niño con un perfil de neurodiversidad que tiene dificultades para abotonarse la chaqueta, es hipersensible al tacto de ciertas telas y le cuesta entrar al juego compartido con otros niños. 

Un terapeuta ocupacional podría: observar qué tipo de chaqueta tolera mejor, qué tipo de botones y qué expectativas tienen en casa y proponer una actividad divertida para abotonarse (por ejemplo, una chaqueta de disfraces en casa) y hacerlo parte del juego. Además, podríamos trabajar texturas tocando telas diferentes y dando la opción de elegir, respetando que unas le resulten incómodas y adaptar vestuario.

Fomentar el juego compartido con otro niño, en un entorno tranquilo, con materiales sensoriales agradables, supervisión, facilitación de turno de botón o de ropa… y acompañar a la familia para que este tipo de actividad se traslade al día a día en casa, sin presión, desde la paciencia, desde el “podemos juntos”, sería el cierre perfecto para trabajar conjuntamente y en su globalidad este objetivo.

Este enfoque ilustra que cómo la terapia ocupacional no es sólo “hacer ejercicios”, sino “hacer que la vida diaria sea más participativa, más accesible, más con sentido”.

¿Qué aporta la terapia ocupacional en la neurodiversidad?

Como ya hemos comentado, hablar de neurodiversidad, es hablar del hecho de que los cerebros pueden funcionar de muchas maneras distintas, que lo que para unos es dificultad para otros es diferencia, y que esas diferencias tienen valor. (Nuevatribuna)

La terapia ocupacional desde esta mirada aporta:

  • Un cambio de mirada: de “problema” a “participación”. Se trata de habilitar entornos, rutinas, apoyos, para que el niño o la niña participe.
  1. Autonomía: cuando el niño o la niña puede vestirse solo, puede jugar con otros, puede moverse con seguridad, está más conectado con su entorno, más presente.
  1. Inclusión real: No basta con “estar en el aula” sino con “participar”, con “ser parte”, con “aportar”, con “sentir que puedo”. La terapia ocupacional ayuda a que esto sea posible.
  1. Apoyo también a la familia y al entorno: Cuando la familia entiende, cuando el entorno escolar adapta, cuando el juego es diverso, la neurodiversidad se convierte en riqueza, no en carga.

Consejos prácticos para familias

Aquí tienes algunas ideas que podéis poner en práctica desde casa:

  • Crear rutinas visuales sencillas (hora de jugar, hora de vestirse, hora de exploración) para anticipar lo que viene y reducir ansiedad.
  • Elegir materiales de juego que inviten al movimiento, a la manipulación, a la exploración sensorial: plastilina, bloques, texturas, música.
  • Facilitar espacios para que el niño o la niña experimente movimiento libre (correr, saltar, trepar si es seguro) y manipulación(ensartar, abotonar, usar pinzas) sin presión.
  • Observar qué estímulos resultan molestos o excitantes (luces, ruidos, texturas) y adaptar: por ejemplo, escoger ropa con tejidos suaves, ofrecer auriculares en entornos ruidosos, organizar el espacio en casa para que haya momentos de calma.
  • Fomentar el juego compartido: invitar a otro niño o niña, en un entorno tranquilo, empezar por actividades guiadas, turnos, materiales sensoriales que les resulten agradables.
  • Celebrar cada logro: abotonarse, participar en juego, manipular bien, tolerar una textura nueva… esos avances cuentan y fortalecen la confianza.
  • Comunicaros con los profesionales: Si el terapeuta ocupacional propone adaptaciones, preguntad, pedid ejemplos para casa, implicad a la escuela o al centro infantil.
  1. Actitud de inclusión: hablar al niño o la niña desde su valor, decirle “tus maneras de hacer están bien”, “contamos contigo”, “te ayudamos para que participes”. Y también predicar con el ejemplo: el entorno familiar puede adaptar, respetar ritmos, hacer espacio para la diferencia.

La terapia ocupacional en el desarrollo infantil y la neurodiversidad es una apuesta por la participación, por la vida cotidiana con sentido, por la inclusión y por respetar la singularidad de cada niño o niña. En un mundo que a veces espera que todos funcionemos igual, la terapia ocupacional nos invita a preguntarnos: ¿cómo adaptar el entorno para que cada uno aporte, participe y se sienta valorado?


Desde Espacio Moma os animamos a ver este acompañamiento como un equipo: familia + niño/niña + profesional + entorno. En nuestro equipo estamos comprometidos con una atención respetuosa, inclusiva y centrada en la persona, en su bienestar, en su participación y en su desarrollo. 

Si te interesa conocer cómo lo trabajamos te invitamos a seguirnos en nuestras redes sociales o si quieres puedes ponerte en contacto con nosotros!


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